El camarín de Nuestro Padre Jesús está decorado con pinturas murales del autor Fray Antonio Villanueva, sobre el año 1770, con escenas de la Pasión de Cristo. Este espacio sirve de receptáculo de una Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, obra de Sánchez Lozano. Quizá la imagen con más devoción en la ciudad de Orihuela.
En general la capilla se encontraba en un estado de deterioro bastante acusado por los problemas de humedad.
También los tratamientos en las antiguas restauraciones no respetuosas, sobre todo en las zonas más accesibles. Presencia de cableado eléctrico mediante elementos perforando las pinturas.
Al realizar varias prospecciones, se apreció una temperatura más elevada que el resto de la iglesia y un aroma característico en pequeños recintos cerrados y poco ventilados.
Al elevar la vista el cuerpo intermedio no aparecía ninguna laguna que llamase considerablemente la atención, por el contrario la cúpula presentaba en el casquete superior lagunas importantes así como la pérdida de la totalidad de la clave. Estas lagunas estaban situadas en varios de rostros de los ángeles.
Además de los factores humanos, los factores estructurales intervinieron muy negativamente en la bóveda.
El estado de conservación de la obra estaba marcada por una antigua problemática de humedad por infiltración del agua de lluvia procedente de la cubierta. Actualmente ya subsanada, pero se mantuvieron los daños causados en su momento en las pinturas y que fueron principalmente:
– Debido a las filtraciones, se degradó el material enfoscado de la bóveda, y además el agua provocó reacciones químicas puesto que actúa como catalizador de las reacciones. Esto provocó desprendimientos de mortero.
– Movimientos estructurales afectaron negativamente a las zonas más deterioradas provocando desprendimientos.
– Pulverulencias del soporte de enlucido y enfoscado.
– Desprendimientos de la película pictórica ocasionados por la pérdida del poder de cohesión del aglutinante así como por la influencia directa del deterioro de los morteros. Perdida de zonas problemáticas, como son varios rostros.
– Eflorescencias salinas, aspecto blanquecino, que afectan química y mineralógicamente a la plementería.
– Desprendimientos de los dorados en determinadas zonas como consecuencia directa tanto de las alteraciones sufridas por el mortero causada por la humedad,.
– Pasmados en la policromía y dorados en algunas zonas concretas debido a la problemática de humedad por infiltración ya comentada. No obstante, el oro, como metal noble, resiste bien el paso del tiempo y se encuentra en general, independientemente de las zonas pasmadas o las pérdidas, en buen estado de conservación.
– Acumulación de polvo, suciedad medioambiental y grasa causada por el humo de velas, sobre toda la superficie de la bóveda. La suciedad acumulada es debida a la deposición de partículas sólidas en la superficie de las pinturas que provendrían de la contaminación causada por visitantes, feligreses, además del transcurso del tiempo del tiempo.
– Grietas y fisuras de considerable importancia en la escena de la Gloria con el Cristo resucitado., causado por los movimientos estructurales del edificio, causantes de la pérdida de su capa de enfoscado y enlucido y, consecuentemente desprendimiento y perdida de policromía.
– Deyecciones de insectos sobre toda la obra.
– Diversidad de manchas de distinta naturaleza.
– Poca o nula ventilación propició la aparición de hongos y mohos.
– Pérdida de la clave.
Intervención Realizada:
Se realizó una consolidación puntual de las zonas con peligro al desprendimiento. Utilización de un fijativo Vinapass con una serie de características que deben de cumplir los materiales usados en restauración: la reversibilidad, la capacidad de penetración, las compatibilidad con el material y el medio ambiente, que no altere el aspecto original de la obra, permitir tratamientos posteriores, resistencia al ataque biológico, etc. El Vinapass, adhesivo que dió muy buenos resultados, aplicado a pincel en concentraciones muy bajas, siempre a través de papel Japón sobre todo en zonas de peligro de desprendimiento.
Se comenzó el proceso de fijación y asentado de la película pictórica, puesto que el adhesivo original (cola animal) había perdido las propiedades adhesivas. Se realizó en bajas proporciones y mediante la nebulización. En las zonas donde se consideró oportuno se presionará con rodillo, interponiendo papel melinex entre rodillo y papel japonés.
Limpiezas mecánicas:
Se comenzaron a eliminar con cuidado las eflorescencias salinas y yesos en mal estado que no poseían película pictórica.
Se procedió a la eliminación de polvo acumulado en cornisas, mediante aspiración.
En zonas que la policromía se encontraban en buen estado se limpiaron con gomas Wishab, tratamiento no agresivo ni para el operario ni para la obra.
Limpieza química:
Sólo se realizó la limpieza mecánica en las molduras doradas.
Consolidación del soporte:
Se procedió a una consolidación de las grietas y fisuras, así como sellado y relleno oquedades ocasionadas por la extracción elementos no originales.
Posteriormente se aplicó una de capa de intervención aplicado a pistola, compuesto por resina Paraloid en disolvente xileno en muy baja proporción 5%. Siempre con precaución y con mascarilla de gases.
Posteriormente se continuó con el proceso de reintegración cromática, con la elección de un criterio ilusionista.
En los dorados se usará el oro fino y para detalles se usó la acuarela dorada.